Te necesito

Notas de autora: esta historia si es cursi y dramatica pero fue mi primer finc por lo que quise publicarla asi que una aclaracion: P.V= punto de vista




Todo había acabado… aun tenia en mis brazos a mi hermano Touma, tenia esa flecha que intercepto clavada en el pecho, parecía que no le quedaba mucho tiempo, solo reacciono cuando la figura de Zeus apareció en escena. Era un hombre de cabellos rubios, se veía muy joven, como si tuviera entre 18 y 19 años de edad.

-¡Alto!- pronuncio de forma imponente azotando contra el suelo un báculo alado- es suficiente de peleas entre dioses. Apolo, yo me encargare de dar mi veredicto para los humanos.

Apolo permaneció en silencio, yo no sabia que hacer, estaba atrapada en una discusión de dioses y además Touma estaba muriendo ¿Que hacer? Yo no sabia tan solo podía confiar en el destino.
Zeus hizo un gesto y Apolo, Artemisa y Athena se acercaron a el, supongo que fue una pequeña reunión para que ellos hicieran lo que su padre les había ordenado, luego Zeus los hizo dispersarse y dijo:

- Los humanos que osaron levantarse contra los dioses no deberían ser perdonados y sin embargo Athena insiste en intentar salvarlos- hizo una pequeña pausa y luego prosiguió- Athena , los humanos no morirán pronto- estas palabras me llenaron de dudas no podía creer lo que el señor de los cielos acababa de decir- no obstante, los humanos se han condenado solos, algún día ellos mismos morirán como moscas sin la intervención de nadie y cuando ese día llegue ni Athena los salvara .

Y terminando esta declaración Zeus desapareció tal como había aparecido.

Una silueta muy particular se nos acerco a mí y a Touma: era Artemisa, yo la observaba detrás de mí mascara, se arrodillo hasta el nivel donde se encontraba mí herido hermano. Me pido que lo sostuviera un poco mas abajo. Intentaba sacar la flecha de su pecho sin herir a Touma o al menos esa impresión me daba por fin la saco y entonces empezó a brotar la sangre de su ángel, Artemisa ignoro la sangre, toco la herida y esta se cerro. Luego fue como si el hubiera reaccionado a esto, se sentó aunque yo quise impedirlo, parecía ya estar bien inclusive quiso decir algo a Artemisa, pero esta se levanto antes de que pudiera hacerlo.

- Gracias… – dijo dándonos la espalda- as impedido que mate a mi propia hermana y te lo agradezco Ícaro.- ella hizo una pausa no me agrava mucho su tono de voz, sonaba agradecido, eso es cierto, pero aun así era frio- No te levantes- dijo adivinando lo que iba a hacer el ángel – ahora quiero que vayas a la tierra y vivas con tu hermana Ícaro-dijo elevando un poco la voz – ya no eres mi ángel- declaro volteándonos a ver a ambos su expresión era algo difícil de describir.

- Pero señora Artemisa- dijo en respuesta el- Teseo y Odiseo han muerto ¿Quién la va a proteger?

- Por ello no te preocupes, soy una diosa – luego de decir esto dio media vuelta y desapareció junto con su hermano Apolo
Yo estaba feliz al fin avía lo había encontrado quería volver pronto al santuario para instalarlo, aunque el no había dejado de mirar el sitio donde había desaparecido su antigua señora.

Luego nos levantamos y volvimos junto con Athena y Seiya al santuario pero al llegar notamos algo… ¡Eran los caballeros dorados!
Al contarnos lo que fue lo que paso nos comentaron que Zeus había decidido dejarlos en libertad, me alegre mucho sobretodo cuando vi de nuevo al caballero de leo: Aioria . Me había dolido tanto cuando supe que murió, quería estar con el un tiempo, incluso le presente a Touma, quien para ser sincera este parecía estar fuera de si. Eso era muy extraño en el pero el y Aioria podrían llevarse bien, o al menos eso fue lo que pensé en aquel momento. Esa noche festejamos el regreso de los caballeros dorados, yo me senté al lado de Aioria, estábamos muy felices.
Cuando hubo terminado la festividad el quiso acompañarme hasta la casa donde dormía.

-La luna esta hermosa esta noche ¿no te parece?- me dijo durante el camino

-Si, en verdad lo esta- le respondí

-Marín, hay algo que quería decirte,- me cambio el tema- ahora que e vuelto a la vida me doy cuenta de que debí decírtelo desde hace muchos años- yo lo voltee a ver y permanecí en silencio- la verdad es que yo… yo- no me lo dijo, me arrebato la mascara de plata y me beso en los labios muy dulcemente, lo único que pude hacer fue corresponderle. Nos miramos un instante y nos dijimos todo, el me llevo asta mi casa y luego con otro beso nos despedimos hasta mañana.

Entre a mi casa y me encontré con Touma, estaba sentado en el marco de la ventana observaba la luna llena.

- Me parece que tuviste una noche interesante hermana- me dijo cuando noto mi presencia

- Si es cierto, -dije sonriendo detrás de la mascara- pero
deberías irte a dormir ¿no te parece? Mañana hay que entrenar
- Me quedare un rato mas despierto si no es molestia.- me dijo colocando su mirada una vez mas en la luna- No tengo sueño

- De acuerdo, buenas noches Touma- me respondió de la misma forma y me retire.
A la mañana siguiente Salí muy temprano a entrenar en su compañía, si a eso se le puede llamar compañía, estaba muy distraído y no dejaba de ver el cielo, es cierto podía darme buena pelea sin esfuerzo pero aun así en definitiva no estaba en sus casillas.

-Hola- me pareció escuchar y efectivamente era Aioria - ¿Cómo están los dos hermanitos?

-Hola Aioria- le respondí- bien, “entrenando”
Yo le explique a Aioria el porque no me tomaba enserio este entrenamiento , a el no le extraño , tal vez, porque no conocía muy bien a Touma aunque yo si estaba muy preocupada por el pero el no decía nada, solo miraba el cielo ¿seria a caso que extrañara ese lugar? Por un lado fue su hogar mucho tiempo, por otro… bueno creo que no hay otro lado


Para mi era evidente que mi hermana amaba a ese caballero, sobretodo cuando le respondió con tanto entusiasmo.
Ella nota que estoy algo distraído, a decir verdad preocupado me pregunto ¿Por qué mi señora me abra destituido de esa manera?
-Te veré mas tarde- le digo a mi hermana para que se quede a solas con Aioria
- ¿Qué? ¿Ya te vas? Pero si no hemos terminado- protesto ella, supongo que no noto mi intención pero aun así decidí marcharme con cualquier escusa que se me ocurriera.
- Estoy algo cansado- me justifique dándoles la espalda para marcharme- no descanse anoche.
Supuse que me creerían ya que Marín me vio a altas horas de la noche todavía despierto así que no abría mayor problema .Me retire del lugar sin un rumbo fijo, quería conocer el santuario de Athena, en esos momentos los únicos templos que conocía eran los de Apolo y Artemisa.
Para ser honesto me sentía totalmente ajeno al santuario, adoraba estar con mi hermana, pero extrañaba el santuario lunar, a sus animales, inclusive a las ninfas, aunque ellas no vivían con nosotros en el templo lunar, en realidad tan solo sabia que Teseo y Odiseo amaban a dos de ellas en secreto ¡si hubieran sabido que Artemisa ya estaba enterada de eso! Pero lo que mas extraño es la presencia de mi diosa, no puedo evitarlo, aunque sabia que no debía demostrar emoción alguna por ella o por cualquier otra cosa, jamás pude evitar el mirarla aunque sea unos instantes y sentirme aliviado, feliz o dispuesto. Ella era la razón por la cual mi corazón aun latía y ahora que se había marchado no veía mucho interés en nada.
Encontré un sitio cerca de las doce casas donde decidí sentarme un rato, era un lugar con un verde pasto, unas bellas flores blancas crecían ahí, cerré los ojos y deje que los recuerdos entraran en mí, recordé los momentos vividos al lado de la señora y mis compañeros, inclusive llegue a sentir ese aroma que recorría todo el templo lunar, tal vez eran las flores blancas, así que decidí irme de ese lugar nuevamente sin sitio donde parar, llegue a la primera casa, Aries donde se encontraba un caballero de cabellos violetas
-¿Quién se atreve a pasar por este lugar sagrado?- pregunto desafiante al verme
-mi nombre es Touma de Ícaro soy…-me detuve al recordar que ya no serbia a Artemisa, que ya no era uno de sus guardianes, eso me hizo bajar la cabeza.
-¿Y bien?- pregunto el caballero en el mismo tono
- tan solo soy un visitante- continúe- hermano del caballero femenino de Águila.
-¿tu eres el hermano de Marín?- me pregunto cambiando de tono- en ese caso eres bienvenido a este santuario. Si no te molesta decirme ¿Donde te habías metido?
Supongo que debí esperar esa pregunta, pero no sabia aun que responder.
- En realidad no quisiera hablar de eso en estos momentos- le respondí- lo importante es que estoy de vuelta con mi hermana.
-Esta bien, supongo que quieres pasar y conocer por aquí.
Yo asistí y el me dejo pasar inclusive me hizo favor de avisar a otros caballeros que me dejaran pasar, su novia estaba a un lado cuando me fui, era de cabellos negros piel ligeramente clara aunque algo callada, ni siquiera note su presencia al principio.
Al terminar de recorrer las doce casas, regrese a la casa donde mi hermana ya era el atardecer, la vi desde lejos besándose con leo a las afueras, Aioria la cargo y se la llevo, yo supuse que no iba a regresar hasta mañana era natural, se amaban, entendía ese sentimiento, igual lo llegue a sentir y ahora extrañaba a esa persona a quien amaba, a mi diosa, Artemisa. Era por ello que no podía concentrarme, ya no la sentía cerca.
Mi rutina se repitió casi un mes: iba a entrenar (claro que no e como la primera vez en el santuario de Athena), luego de bañarme, daba un largo paseo por el santuario, de vez en cuando con Marín. Lo siguiente era regresar al hogar de mi hermana y después de cenar, a veces solo, durante un buen tiempo me quedaba mirando la luna, simplemente, quería sentir que volvía a ver a Artemisa y a mis compañeros.
Un día haciendo mi rito normal me detuve a hablar con el caballero de sagitario, había entablado una fuerte amistad con el, aunque, quizá se debiera a que el era hermano de mi cuñado. Me di cuenta de que se había lastimado gravemente la pierna, casi no podía moverse así que decidí solo sentarme y platicar con el. La charla empezó muy bien aunque no duro mucho tiempo, pronto llegaron unos guardias.
-señor de sagitario,- dijo uno- Athena solicita su presencia, es para una misión importante.
- el se encuentra gravemente herido,- le conteste- no puede asistir en su condición, por favor permítanme sustituirlo en esta misión.
-imposible- se opuso otro- Athena a solicitado explícitamente al…
- correré el riesgo- lo interrumpí- , iré donde Athena, solo permítanme despedirme del caballero
- no tenias por que ofrecerte-me exclamo Aioros- me recuperare pronto
- no solo lo hice porque estas lastimado,- le corregí – se que si no vas tu mandaran a Aioria en tu lugar, la verdad no quiero que lo separen de Marín, ella es muy feliz a su lado.
Me despedí de Aioros y me dirigí a la cámara de Athena , al llegar encontré a Athena sentada en un trono.
- Me parece que mande a llamar a Aioros- dijo sin siquiera saludar, bueno no es que debiera hacerlo.
- El no podrá venir, yo decidí tomar su lugar- señale
- Espero que tenga una muy buena razón para no hacerlo, pero no me parece prudente llevarte al Olimpo.
“Olimpo” esa palabra resonó en mi cabeza una y otra vez, pensé en la posibilidad de volver mi alegría era grande y mi decepción igual.
-Por favor permítame ir al Olimpo- pedí
- ¿que se supone que harías ahí?- me pregunto por respuesta-¿no tendrá que ver con mi hermana cierto?
Baje la cabeza y guarde silencio, era cierto, era la única razón por la cual quería ir, quería verla, el precio no interesaba.
- Lo adivine- dijo luego de un incomodo silencio- esta bien te permitiré ir conmigo, no como mi guardián, puedes ir solo como acompañante
Lo mire asombrado no quería saber mas pero aun así una pregunta se me vino a la mente
- ¿Por qué tanta su generosidad para conmigo? Acaba de decir que no le parecía prudente llevarme.
- Esto es por mi familia, no por ti- me respondió tranquila, yo no entendía a que se refería pero aun así no le di mucha importancia, lo que si me molesto es saber que iba con Pegaso. Partiríamos en 3 días y yo deseaba estar listo

- ¿ocurre algo Artemisa?- le pregunte por milésima vez y obtuve la misma respuesta:
- ¿Por qué habría de pasar algo, hermano?- siempre en un tono tan poco común en ella
Me preocupa, a estado algo cabizbaja desde hace un mes, creo que es por que le falta compañía, ¿Qué mas podía esperar? Esta todo el día en su santuario con mera, su perra, la líder de su jauría.
Yo me siento totalmente inútil ante esta situación no puedo hacerle mucha compañía, el templo del sol me mantiene muy ocupado, pero de vez en cuando le hago una que otra visita .
Me sorprende casi no se animo ni si quiera cuando hicimos las pases con Athena, lo único que sigue igual desde aquella batalla es que la luz de la luna sigue igual, aunque ella no, bueno tal vez sea porque en el fondo siempre a sido asi.
Esa tarde decidí hacerle una visita a Athena, yo ya le había comentado que Artemisa estaba algo decaída, iba a ver si tenía sospechas de los motivos, oculte mi cosmos para que ninguno de sus caballeros sospechara nada, estaba ya en la entrada de la cámara de Athena y a lo lejos me pareció ver a Ícaro, ese ex ángel de Artemisa,” ¿Qué estaría haciendo en el santuario de Athena?” Me pregunte en esos momentos llegue inclusive a pensar que había decidido servir a Athena ahora que mi hermana lo había echado, me enfurecí al pensar en esto, ángel debe serle siempre fiel a su dios, no importan las circunstancias, sin embargo decidi no actuar frente a el, solo entre en la cámara de Athena
- ¿Cómo sigue?- me pregunto
- Igual- le respondí , fríamente
- Esto no esta bien, ¿no te ha querido decir que le ocurre?
- No - le dije fastidiado, Athena miraba una ventana dela cámara, su rostro se había tornado pálido, como si hubiera visto un fantasma- ¿Qué es lo que te pasa?- le pregunte algo preocupado, no soportaba la idea de que 2 de mis hermanas estuvieran mal
- No es nada- me respondió volviendo en si- creo que tengo una idea-la mire momentáneamente , algo extrañado- le hare una visita así tal vez mejore
- De acuerdo, pero debes venir sola- le dije dirigiéndome a la ventana donde había estado
- me parece que devo llevar una guardia- me dijo, yo la fulmine con la mirada- Athena tiene que defenderse- se justifico.
- Esta bien- le dije y me retire
En el Olimpo reinaba la paz, no había más batallas y los dioses habían decidido, con la intervención de mi padre, no atacar más la tierra.
- Mi señor- me recibió una de mis bellas servidoras, Niobe- ¿se le ofrece algo?
- Nada Niobe- le dije con un movimiento de la mano
- Con su permiso entonces mi señor- dijo retirándose
Tome mi arpa y comencé a tocarla, era la melodía que mas me inspiraba en los momentos en los que no parecía salir la luz, ¡Ja! ¿Que la luz no salga? Soy el dios de la luz, el sol, la música entre otras cosas y incluso yo suelo sentirme así, no se pase por la mente de Athena y menos por la de Artemisa, supongo que esta vez solo podre observar lo que ocurre.

Capitulo 4: Haz regresado
P.V: Artemisa

- Haz regresado- le digo entre lagrimas a mi amado ángel, cayendo en sus brazos y estrechándolo en los míos.
- Si y no pienso irme- me contesta separándose un poco, coloco una mano sobre su mejilla e Ícaro la toma, nos miramos por unos momentos.
¡Cruel destino! Me despertó , inhumanamente , era solo un dulce sueño que no significaba nada mas que la confesión de que lo amaba, no había hecho nada mas doloroso que dejarlo ir
Un suspiro inundo mi habitación y el vacio templo lunar, me hacían falta mis ángeles, aun no puedo entender como mi padre no fue capas de regresarme a los dos que murieron, también me dolió perderlos.
Me levante sabiendo que repetiría la misma rutina de hace un mes, no quería pensar en ello, solo llegar al final del día y volver a mis sueños , mi vida se había vuelto una pesadilla monótona de la cual no podía salir, era desesperante.
Me vestí con ropas de casería, todas las mañanas salía con mis ninfas, Salí a buscar mi arco, mis flechas y a ensillar mi caballo. Las ninfas ya habían ensillado los suyos y liberado a mis canes, Mera me había seguido desde que Salí de la habitación hasta ahí, ladro a los demás perros, ellos se pusieron en posición.
-Buenos días mi señora- dijo Calisto, una ninfa de zafiros cabellos y ojos rojos sangre
-Buenos días mis ninfas- le respondí, distraída
- ¿se encuentra bien hoy mi señora?- pregunto Atalanta, la mas cercana a mi, de cabellos color castaños, lacios
- estoy bien- respondí montándome en la silla- es hora de la cacería- las ninfas y yo sacamos a los caballos al galope, asta llegar a un lugar donde dejarlos, luego de eso hice que los perros olfatearan, descubrieron algo…
Los canes persiguieron a la presa, yo corrí para encontrarla, la atrape demasiado fácil, la cacería del día había terminado, no había más que hacer. Toda mi vida había disfrutado la alegría de cazar junto con mis ninfas, disfrutaba la adrenalina que sentía al perseguir a mis presas, ahora no me cuesta ningún trabajo, no siento nada persiguiéndolas, nada.
Regresamos donde los caballos, pastaban alegremente, yo no me atreví a interrumpir, me fui y deje ir a la presa, siempre he pensado que la cacería es solo por supervivencia, si lo hago de diversión es por deporte no para matar a mis súbditos.
-¿Que ocurre señora Artemisa?- me pregunto Penélope, una ninfa de cenizos cabellos y ojos marrones, ella era la amada de Odiseo, sabia que había quedado destrozada cuando supo que no regresaría.
- es verdad señora-le secundo Hipólita, otra de negros cabellos al igual que sus ojos- a estado distraída- ella era la novia de Teseo, yo no entiendo como no me odian por haberles hecho perder a sus amores, debieron sentirse devastadas, lo se, me lo demostraron cuando volví sola de la batalla contra Athena .
- es que siento que estas cacerías son demasiado fáciles-mentí
- será mejor mañana- me animo Penélope
- gracias – le respondí, subimos a los caballos y regrese al templo lunar, las ninfas tienen prohibido vivir ahí por mi padre, nunca quiso decirme el porque.
Entre a la recepción del templo, Mera me acompañaba se recostó en un sofá en lo que yo me iba a duchar. Durante todo el tiempo de la ducha, no deje de pensar en mi amado Ícaro, en mi sueño, deseaba estar con el, volver a verlo y de ser posible, sentir su piel en una de mis manos, me estaba volviendo totalmente loca.
Me vestí, me puse mi mismo vestido blanco, largo, con decoraciones en turquesa que ceñían mi cintura, luego me dirigí donde se hallaba Mera, estaba recostada tranquila, yo me senté junto a ella y le acaricie su cabeza y raque detrás de sus largas orejas de perra cazadora.
Esta era una escena muy tranquilizadora para mi, ella solo saco la lengua por el calor del medio día, yo sonreí divertía
- Pero que perezosa- le dije y pareció reaccionar a mis palabras, puesto que metió la lengua, alzo el cuello y se puso en posición de casería, agudizando las orejas- ¿Qué ocurre?- pronuncie preocupada. Mera, salto del sofá y fue asta casi la entrada de la recepción.
No podía creer lo que vi, era Ícaro, Mera lo había olido estaba en dos patas sobre el.
- Hola Mera- le dijo acariciándole la cabeza, para luego verme a mi, su mirada me hizo empalidecer, el estaba ahí, parado frente a mi no sabia si debía echarlo o besarlo…

gracias a las dos por seguir mi historia jejej Grilangel llamame como quieras bueno queria dejarles 2 capis pero solo pude acabar uno T.T asi que aqui ta
Que fue lo que paso?


Ella me miro con sorpresa cuando entre y acaricie a la canida en la cabeza, supongo que debió ser una gran rareza, debió pensar que nunca nos volveríamos a ver, yo no estaba dispuesto a que eso pasara.
- ¿Qué haces aquí?- me pregunto seria y de pie, la rubia griseta
- Quería verte- le respondí no dejando ver lo feliz que me hacia estar ahí, me acerque un poco a donde ella se encontraba.
- Ya me has visto ¿no?- me respondió dirigiéndose a la entrada, sabia que iba a irse, no podía dejar que eso pasara, debía soltar todo o nunca mas podría hacerlo. La tome del brazo, haciendo que ella volteara, intento irse pero la tome de la cintura y la acerque a mi, ella no reaccionaba, solo me miraba con asombro. una de mis manos olvido su cintura y fue donde su rostro, aparte sus cabellos y acaricie sus suaves labios, ella vibro, mi otro brazo la acerco mas a mi, mi mano elevo su rostro y mis labios se acercaron mas a los suyos, al principio y ante mi sorpresa, Artemisa no lo impidió pero cuando nuestros labios, se iban a fundir en un beso ella se alejo de mi y desapareció del templo.
No supe a donde se había ido, no pude hacer nada, ¿me había vuelto totalmente inútil? Tal vez esa halla sido la razón por la cual ella no quiso que estar a mi lado, el sol ya caía en el horizonte, nunca me percate del pasar del tiempo, quise ir donde Athena para regresar, aun lleno de resignación a la tierra, debía olvidar.


¿Qué había ocurrido? ¿Qué iba a hacer…? De ser así, no podía permitirlo, me aleje, fui con mi hermano, este todavía no llegaba, pero me recibió un sirviente suyo, su nombre era Jasón, parecía un chico reprimido, no quise esperar demasiado, estaba sentada en la parte residencial del templo del sol, no quería que eso siguiera, tenia que alejarme de Ícaro y aunque ya lo había hecho, nunca pude hacerlo por completo , siempre pensaba en el, era como una daga en mi mente y corazón ¿Cómo vivir así? Mi alma no quería sufrir pero porque me hacia tanto daño era simple: yo sabía que Ícaro deseaba volver a la tierra, con su hermana, pero también sabia que no renunciaría a ser mi ángel por el simple hecho de que el es sumamente responsable, no iba a dejar su trabajo, por ello lo aparte, para que no estuviera a mi lado sufriendo, no soportaría verlo así, no quise.
Espere a mi hermano estaba a punto de irme cuando escuche su vos, siempre grave, cálida y a veces de temer.

Apolo P.V

Apenas llegue Jasón me dijo que mi hermana me esperaba, me asombre al saber que no se encontraba en su templo, pronto fui a la parte residencial donde ella me esperaba. Fue muy extraño ella corrió asía a mi y me abrazo fuertemente.
-¿Qué fue lo que paso?- pregunte preocupado a mi hermanita abrazándola para darle un toque más paternal
- es Ícaro- me contesto entre sollozos, si ese ex ángel , la furia me invadió cuando supe que su pena fue por el, pensé que se había entristecido porque el muchacho ahora sirve a Athena pero mi sorpresa fue que no era por eso- fue a mi templo hoy- eso me hizo querer saber que era cierto por lo que me separe de ella para mirarla a los ojos.
-¿no fue Athena a visitarte?- le pregunte
-no, solo fue Ícaro- estas palabras me hicieron entender que Athena había traído a ese ex ángel para que se reencontrara con Artemisa
-¿eso porque te a dejado así?

Artemisa P.V

No tuve opción le conté todo aunque sabia que el era capas de castigarme con sus manos pero de alguna forma me sentí muy aliviada y de otra muy preocupada por lo que hiba a ser
- No debiste dejarlo ir entonces- me dijo no tan severo
- Pero es que no quería…
- ¿Verlo morir?
- Tener que hacer que eso se volviera una carga, después de todo yo igual me pondría triste si me separaran de mi familia
Mi hermano me abrazo y me permitió quedarme en el templo, solo necesitaba la noche era muy extraño no dormir en mi cama, pero aun así me adapte.
Ese sueño me invadió de nuevo, no quería despertarme me fui temprano. Junto con mi hermano.


Cuando ella se fue y regrese donde se encontraba Athena esta parecía que no esperaba que volviera.
-¿y bien? ¿Resolviste todo?- me dijo y yo le negué con la cabeza- me parece que deves quedarte mas tiempo
-¿Qué?-pregunte muy asombrado
- ¿no iras a dejar las cosas así?
- ella no me quiere a su lado eso lo tengo claro- dije pasándome de lo que debería ser respetable, a Athena no le importo tanto como imagine
- creo que no has entendido que yo no tengo nada que hacer en el Olimpo- me señalo y yo me sorprendí de sobre manera- la única razón por la que los tres hemos llegado aquí es para que tu y Artemisa vuelvan a estar juntos.
Yo la mire con sorpresa y con ironía a la ves, ¡ha! ¡ cree que no note los numerosos besos que Pegaso tenia en todo el rostro y conociéndolo, no habían sido ninfas ni dríades olímpicas.
- Te quedaras en el templo olímpico de Athena – me dijo- Seiya vámonos
- Espera Pegaso
- ¿Qué?
- Dale un mensaje a mi hermana
- ¿Qué le digo?
- Que lo siento y que sea feliz

si la verdad yo = lo haria xD no pero ellos son hechos el uno para el otro jijiji este es el otro capitulo oh si tarde pero aqui ta

Luego de mi noche en el templo del sol quise dirigirme directo a la caza, pero reflexionando decidí pasar primero por el templo para mudarme de ropa, tenia el temor encontrarme a Ícaro sentado esperando una explicación pero perdí el temor cuando Mera no se coloco en poción de cazadora. Subí directamente a mi cuarto y me coloque un vestido que me llegaba a la mitad del muslo, fue lo primero que encontré y no tenia tiempo que perder, necesitaba salir un tiempo y estar sola por lo que les dije a las ninfas que ese día necesitaba estar sola.
-¿a que se debe señora?- me pregunto Penélope mientras yo le colocaba la silla a una yegua
- simplemente necesito estar sola un tiempo- le respondí subiéndome a la montura tratando de que la conversación fuera lo mas corta posible.
- señora cuídese mucho- me dijo otra yo me despedí con un gesto y Mera y yo salimos de casería
Fue una cacería de lo mas interesante era como si los animales hubieran sentido que necesitaba distracción, ninguno paro de correr, mi emoción fue de lo mas excitante, tal vez mi error fue haber puesto todas mis energías en la caza puesto que deje ir a la yegua, para que descansara mas pronto, me había sido muy obediente, mas sin embargo no me fije en el camino y tropecé. No podía levantarme, Mera enseguida fue por ayuda, me sentí torpe y tonta por instantes ¿Qué iba a hacer ahora? Pensaba en esto en todas las dimensiones de mi vida, y la respuesta a mi cuestión no llegaba, lo único que venia a mi mente era Ícaro ¿Por qué no me deje llevar en ese momento? Pero claro si había una respuesta para ello ¡que crueldad! Estaba lastimada no quería pensar en la herida del alma sino en esa de mi cuerpo, ¿acaso no suena lógico?


No había dormido la noche anterior, recordé la escena del día anterior, cuando temía mucho lo que ella había pensado, sin embargo pasara lo que pasara no olvidaba como la había tenido en mis brazos.
Me levante decidido a solucionar las cosas, si no podía estar con ella cuando menos no quería que las cosas acabaran así. La busque en el templo, mas como lo supuse, ella no estaba ahí, sus sabanas no daban señal de que ella hubiera dormido ahí, debí suponer que dormiría en casa de su hermano, mas se había ido. Supe que había ido de cacería sola por lo que decidí encontrarla, no solo para componer todo si no para asegurarme de que todo estuviera bien. Fue aun más preocupante el haber encontrado a su yegua regresando sola, pero luego pensé que podría ser que ella la había dejado ir, después de todo luego que la cacería siempre deja ir a los caballos y a las presas. Seguí caminando por donde la Yegua había llegado… pero mi corazón se helo cuando escuche el ladrido de una canida cazadora, era Mera quien estaba jadeando al ver que Artemisa no estaba con ella, sentí un vuelco, mi diosa nunca se separa de esa perra durante la cacería ¿Qué había pasado? Apenas el animal me vio me dirigió asta un extraño camino entre el bosque ahí estaba ella, la rubia diosa, tendida en el suelo. Mi primera idea fue acercarme asía ella para conocer su estado, pero luego me percate del corto vestido que traía, nunca la había visto en esa clase de atuendo, no pude evitar notar que sus piernas estaban descubiertas, que suerte que traía mi mascara.
Me acerque a ella con cuidado-¿te encuentras bien?- le pregunte, ella me volteo a ver, en su mirada vi su sorpresa- puedes pararte- le pregunte mas suavemente, mi diosa abrió los labios para decir algo pero no pronuncio palabra, solo se dio la vuelta ocultándome la mirada


¿Por qué entre todas las personas que Mera pudo haber traído fue el? Sentí claramente como se acercaba cada vez más, me sentía tan indefensa ante esa azul mirada, me limite a no mirarlo y el no hiso algo para que yo lo hiciera lo que fue un gran alivio. Oí que se arrodillo junto a mi yo doblegue mis esfuerzos para no mirarle.
Se acerco a mi oído y musito-¿esta herida? – su aliento me estremeció mis nervios estaban de punta pero permanecí en silencio aunque la respuesta era obvia.
Pronto sentí un cambio brusco, el me estaba cargando en brazos y así no pude evitar abrazarlo del cuello con un leve grito por el susto cerré los ojos y me hundí en su cuello, era un momento de lo mas dulce quería que siguiera así, pero…
-¿Qué haces?- le pregunte aferrada a su cuello, estaba sorprendida y asustada a la vez
- Te llevo a el templo- me respondió mirándome directamente a los ojos yo me hele
- Pero...- empecé pero no tenia fuerzas para seguir- no debes, no
- mi señora- exclamo deteniéndose- usted esta herida.
El viento soplo y nos acaricio a ambos con suavidad, seguía aferrada a ese cálido cuello que me permitía un soporte, pero no me atrevía a ver a Ícaro, el ya era un fantasma doloroso de mi pasado. Aunque creo que lo que me ponía más nerviosa era el hecho de que las ropas que llevaba puestas no eran las más apropiadas después de todo creo que el nunca me había visto en ropas de cazadora.
- Pero eso no significa que debas ayudarme- le reclame el me miro nuevamente yo simplemente me quede ahí esperando a ver que me decía, solo le había dicho eso para que se fuera, ya era tiempo de dejar todo atrás


No podía creer esas palabras, ahora sabia que no me había echado por inutilidad.
-vamos-le dije haciendo caso omiso a sus palabras, la diosa protesto pero aun así seguí mi camino sentía su respiración en mi cuello, se asusto cuando la cargue.
La lleve hasta el templo lunar y la recosté en la cama de su habitación
- Descansa- le dije descendiendo para revisar su herida
- Ícaro debes regresar a la tierra- me dijo por fin alce la mirada y descubrí que la suya irradiaba cierta tristeza, muy raro me pareció.
- Mi señora no quiero dejarla sola- le conteste y me ofreció una mirada llena de sorpresa
- Pero…
- Ahora permítame por lo menos servirle para curar esta herida- me dedique a ver su estado al parecer solo se había torcido el tobillo eso me alivio profundamente, le manipule la extremidad para que esta se aliviara.
- Gracias- me dijo cuando termine- no tenias que haberlo hecho
- No tiene nada que agradecerme- le dije sentándome a su lado, ella también se había sentado, coloco suavemente su mano sobre mi mejilla, esto me asombro enormemente, tome esa mano para saber si en verdad había ocurrido y era cierto.
- cuídate mucho – se despidió bajando su mirada, yo me retire no iba a regresar aun a la tierra pero quise visitar un lugar, solo para pensar.

jajaja si asi es creo que los estoy torturando un poco a ambos jijijij gracias por comentar Yuna aqui hay otros capis

P.V: Marín

-¡¿Qué?!- le pregunte a Seiya me sentía de lo mas extrañada y a la vez de lo mas triste

-eso fue lo que me dijo- me contesto con claro temor a mi reacción, afortunadamente Aioria estaba junto a mi y no podía matar a Seiya en su presencia

- Entiendo- mentí para no demostrar que estaba confundida me retire del lugar

P.V: Aioria

Marín no parece tan convencida de todo esto ella se fue y yo trate de alcanzarle, debía dolerle, yo igual sentí eso, perder a alguien tan preciado como un hermano y luego tener que verlo marchar, bueno no era del todo mi caso pero entendía. La seguí y antes de que se fuera a su hogar le tome la mano

- ¿estas bien?- pregunte arrebatándole la mascara para mirar esos ojos azules tan seductores que tenia .Huyo de mi mirada pues, para una amazona, no tener la mascara era peor que estar desnuda

- Si pero Touma…

- El estará bien, te lo prometo- luego de ello empecé con mi pasatiempo preferido… Ella

P.V: Marín

Comenzó a acariciarme y apoyo su frente suavemente sobre la mía y luego a besarme los labios y el rostro. Antes de que me diera cuenta la mascara no había sido la única prenda faltante y a el ya no solo no tenia la armadura, su cama estaba revuelta un simple daño colateral a nuestro amor que a fin de cuentas hacíamos caso omiso

-Gracias- musite con hilo de voz, el gran león me volteo a ver mis ojos y los suyos se encontraron, esos ojos que juzgan y consuelan al mismo tiempo, ni siquiera tuvo que decir nada para que yo comprendiera que no había de que preocuparse y que todo estaría bien. Dormí en su blando pecho y desperté en el como todas las noches después de que el volvió a mi

P.V: Aioria

La noche anterior fue estupenda, aunque ella estaba algo triste aun pero parece que ya esta bien aunque yo estaba intentándole animar por ello decidí que ese día iríamos con Mu y Hele, ese carnero nos tenia bien guardada a la chica, jaja pero justificado estaba, ya saben Milo iría por ella en seguida y no menciono a Mascara Mortal por obvias razones

-Hola- saludo Hebe a mí y a mi amazona

- que bueno es verlos- siguió Mu abrazando por detrás a la muchacha yo imite a Mu y poseí a Marín



P.V: Mu

La tarde transcurrió pero yo notaba que esa feliz pareja estaba algo ¿Cómo decirlo? ¿Perturbada?

Bueno me acerque a preguntar el porque al melenudo

-¿ocurre algo?

-algo pero ya pasara mientras mantén tan alejado a Milo de Hele como yo lo mantengo alejado de Marín- bueno era obvio que el problema no lo iban a comentar ¿serian problemas íntimos?

P.V: Artemisa

Se había ido, no podía evitar el pensar que esta vez no regresaría. Por un lado me hacia feliz el que el y su hermana pudieran estar juntos así como yo en mi breve infancia con mi hermano, pero por otro me inundaba en la idea de mi soledad, después de todo es cierto lo que dicen, la luna siempre oculta sus heridas, pero en este caso no sabia que me pasaba ¿Por qué sentía tanto miedo si no lo volvía ver? Temblé como una niña ante este pensamiento, me abrase a la almohada y nuevamente un largo suspiro inundo la habitación. El momento en el que mi hermano lo trajo ante mi paso por mi mente, desde entonces supe que estaría destinado a servirme, pero yo nunca imagine que esto ocurriría. ¿Por qué al desear la felicidad a otro ser solemos ser heridos nosotros mismos? La felicidad de ese ser amado es la mía, pero aun así me siento a morir cada ves que lo veo

- Te amo…- dije al viento como un susurro, cerré mis ojos dorados y me voltee en la cama para encontrarlo ahí, sin éxito alguno tome nuevamente la almohada a ciegas y quise dormir, mas… no pude...un llanto quería salir pero no lo conseguía. Concilie el sueño luego de un largo rato

P.V: Touma/Ícaro

Por fin llegue, era de nuevo ese mismo altar donde ella me confeso que había sido el único humano que escogió.

Aun recuerdo la primera vez que la vi, aunque no puedo decir que en ese instante estuviera en muy buenas condiciones. Yo aun estaba encadenado, no sentía demasiado deseo de seguir con una vida así: estaba lejos de mi familia, lejos de la libertad, lejos de todo contacto. Una noche de esas cuando el cielo obsequia todas sus bellezas, La vi. En aquel instante sentí una pequeña atracción por ella… y una enorme curiosidad. En el tiempo que yo llevaba atrapado en el Olimpo, a lo mucho vi a dos o tres hombres y a ella por lo que me pregunte ¿Qué aria alguien como “aquella mujer” en un lugar tan desolado? No tarde mucho en entrarme de que era Artemisa la diosa de la luna y de la cacería

--“Una simple atracción por la luna”—me dije a mi mismo aunque al mismo tiempo empezaba a dudar de ello.



P.V: Artemisa

-“Es un sueño-pensé, de nuevo me sentía entre los brazos de Ícaro- Pero…”

Desperté lentamente – No quisiera que fuera así- termine la frase. La tenue luz de la luna era lo único que se filtraba en mi habitación a así saque un bello joyero blanco, elegante la mejor forma de describirlo, tenía muchos detalles en el exterior y en su interior: una flor blanca.

Me traía bellos recuerdos tal vez tenga que ver con el día que mi hermano lo trajo ante mi.

Fue una noche parecida esta donde la luz de la luna iluminaba el cielo y las estrellas componían el nocturno velo.

-Es el- me dijo Apolo sacándose una capa blanca que llevaba y señalando a un humano pelirrojo de piel morena y efectivamente el era el dueño de un cosmos muy poderoso, le había pedido a el dios que lo trajera, ya que el podía sentir mejor esa energía mejor que yo, por alguna razón.

-Muchas gracias hermano- le agradecí haciéndole una reverencia la cual fue reciproca, luego el fue junto a mi y yo aparecí una mascara de plata en mis manos - Toma esto- le exprese a el muchacho - Yo Artemisa, diosa de la luna y de la casería, te he escogido a ti como mi ángel protector- el joven me miro algo extrañado- Solo debes colocarte esta mascara- sus manos se acercaron a las mías sin embargo termine-pero, al hacerlo, debes olvidar todo.

P.V: Ícaro/ Touma

En ese instante dude en ponerme aquella mascara pero ¿A que estaría renunciando realmente? Después de todo incluso, ahora creo que los recuerdos son lo único que me queda pero a cambio de perderlos… obtendría una vida nueva. Sin más duda tome la mascara y la coloque sobre mi rostro

-Se bienvenido, Ángel de Ícaro- declaro la diosa- Levanta la mirada y deja que la luna te ilumine en la noche obscura.

Esa noche conocí a mis camaradas Teseo y Odiseo y forme parte de la elite de la luna. Pero no mucho después entendí que “olvidar todo” igual significaba dejar mis sentimientos a tras, pero esa atracción asía mi señora… no desaparecía, me intrigaba el ver como cada mañana se marchaba con las ninfas y como era con los ángeles, para que les miento no era un terrón de azúcar ni conmigo ni con mis compañeros, pero de cierta forma, nos respetaba y agradecía.

P.V: Artemisa

El tiempo fue pasando e Ícaro fue volviéndose cada día mas fuerte honestamente era alguien de alguna forma atractivo. A pesar de ser el mas joven de todos mis guardianes, era mucho mas fuerte que los otros dos, siempre me llamaba la atención su forma de ser inclusive su frialdad me parecía algo… ¿Cómo decirlo? Diferente. Por alguna razón me identifique con el ¡Nunca había hecho eso con un Ángel! ¡¿Quién diría que con un humano si?! Sin embargo no me abrí a el totalmente, solo hable con Ícaro en algunas muy agradables ocasiones y en otras no tanto pero siempre sentía algo junto a el…algo… inexplicable.